Cuentos de Fin de semana

Viernes, 4:15 AM. Lugar: La France Buenos Aires.
Situación: 3/5 de ebriedad, amigos delirando, y mujeres hermosas (algunas per sé. otras por efecto del alcohol)
Objetivo: Petiza, morocha, ojitos verdes, y una sonrisa de ganadora.

Me acerco, no le digo nada; sencillamente le ofrezco un poco de lo que quedaba de mi cerveza Schneider (si, tienen que cambiar la cerveza en ese boliche, concuerdo) Una de sus amigas se me pone en frente e insinúa que quiero algo con su amigo, pienso para mí "RAYOS, me ha descubierto", si con tono mejicano, y le digo que la vi con cara de sed.
La presa muerde el anzuelo, toma un sorbo y me da la mano para bailar: wachiturros, don omar, daddy yankee, un poco de Miranda y al final algo de aquellos viejos temas de Arjona que a pesar de seguir siendo malos tenían un poco de carga bailable. Meneo va meneo viene, tensión sexual, alcohol, risas, conversación en tono de chamuyo y al final una confesión letal: Tiene novio y no va a chapar conmigo.

Me gustaba el desafío. "No soy celoso" le digo. Me contesta que es fiel y que si estaba buscando algo que mejor busque por otro lado porque la noche estaba llegando a su fin. "Soy caprichoso", "nene de mamá". Me siento terriblemente ofendido pero no demuestro nada. Nosotros, los verdaderos hombres, jamás demostramos nada. Si fuera mi novia me sería fiel en igual situación, me gustaba el escenario imaginario así que se lo propuse. "No saldría con un hombre que sale a encarar chicas en el boliche, no me da seguridad".

Le digo que no se aproveche, algo tiene que dejarme: al menos la posibilidad de pensarla conmigo esa noche. Total después va a significar apenas un recuerdo perdido y una mención en el presente post.

No hay chance, es totalmente inalcanzable. Vuelvo a mi ronda de amigos, me pido un trago y me digo a mi mismo: la amo.